Como de costumbre, Pipí, Pupú y Rosmarina están hambrientos cuando se encuentran con un banquete de bodas de unos erizos. Por suerte, los invitan a sentarse a la larga mesa y pueden comer todo lo que quieran. Sin embargo, una zorra también se ha unido a los invitados a la boda y confiesa a nuestro trío que la única razón por la que está aquí es para comerse a algunos de esos sabrosísimos invitados en cuanto termine el baile. Pipí, Pupú y Rosmarina se apresuran a convencer a los erizos para que sigan bailando sin interrupción, hasta que el zorro, vencido por el aburrimiento o el cansancio, se queda dormido. A la mañana siguiente, los erizos se han ido y cuando la zorra se despierta, sólo encuentra a Pipí, Pupú y Rosmarina, que se burlan de ella por haberse quedado dormida. Se despiden y continúan su viaje en busca de Mapá, dejando atrás a la zorra.
Como de costumbre, Pipí, Pupú y Rosmarina están hambrientos cuando se encuentran con un banquete de bodas de unos erizos. Por suerte, los invitan a sentarse a la larga mesa y pueden comer todo lo que quieran. Sin embargo, una zorra también se ha unido a los invitados a la boda y confiesa a nuestro trío que la única razón por la que está aquí es para comerse a algunos de esos sabrosísimos invitados en cuanto termine el baile. Pipí, Pupú y Rosmarina se apresuran a convencer a los erizos para que sigan bailando sin interrupción, hasta que el zorro, vencido por el aburrimiento o el cansancio, se queda dormido. A la mañana siguiente, los erizos se han ido y cuando la zorra se despierta, sólo encuentra a Pipí, Pupú y Rosmarina, que se burlan de ella por haberse quedado dormida. Se despiden y continúan su viaje en busca de Mapá, dejando atrás a la zorra.