Pipí Pupú y Rosmarina, hacen un picnic, pero mientras comen, una extraña humedad inunda el lugar donde están sentados. En realidad, no es lluvia, sino las lágrimas de los sauces llorones a cuya sombra están sentados. El Gran Sauce les dice que su llanto es señal de gran alegría.
En ese momento, llega un extraño animal que se parte de risa. Es una pequeña hiena que se llama Camila, se ha perdido y, de hecho, no ríe, sino llora.
Así, los tres amigos aprenden que el llanto no siempre significa tristeza y que la risa no siempre es signo de felicidad. ¡Qué mundo tan extraño!
Pipí Pupú y Rosmarina, hacen un picnic, pero mientras comen, una extraña humedad inunda el lugar donde están sentados. En realidad, no es lluvia, sino las lágrimas de los sauces llorones a cuya sombra están sentados. El Gran Sauce les dice que su llanto es señal de gran alegría.
En ese momento, llega un extraño animal que se parte de risa. Es una pequeña hiena que se llama Camila, se ha perdido y, de hecho, no ríe, sino llora.
Así, los tres amigos aprenden que el llanto no siempre significa tristeza y que la risa no siempre es signo de felicidad. ¡Qué mundo tan extraño!