Tienen entre 20 y 65 años. Son "amas de casa", como todavía decimos con demasiada frecuencia. Todas las mañanas van a trabajar para otros. Algunas no han estudiado, pero han trabajado en fábricas o en el mercado negro. Otras han sido vendedoras, educadoras, profesoras o enfermeras.
Pero llegaron los cambios de vida, por ejemplo, un marido que se fue, niños que cuidar, horarios incompatibles con la vida familiar en un trabajo que les encantaba, y así, se sumergieron en las tareas domésticas: ese trabajo que nadie quiere y que desde la noche de los tiempos ha estado reservado a las mujeres. Un trabajo que, según una opinión muy extendida, no requiere ninguna cualificación.
Hoy, más de 165.000 mujeres, en Bélgica, están empleadas en el sector. Esta obra coral esboza la condición de estas mujeres valientes y luminosas que aceptan el reto de escribir una nueva página en su trabajo.
Tienen entre 20 y 65 años. Son "amas de casa", como todavía decimos con demasiada frecuencia. Todas las mañanas van a trabajar para otros. Algunas no han estudiado, pero han trabajado en fábricas o en el mercado negro. Otras han sido vendedoras, educadoras, profesoras o enfermeras.
Pero llegaron los cambios de vida, por ejemplo, un marido que se fue, niños que cuidar, horarios incompatibles con la vida familiar en un trabajo que les encantaba, y así, se sumergieron en las tareas domésticas: ese trabajo que nadie quiere y que desde la noche de los tiempos ha estado reservado a las mujeres. Un trabajo que, según una opinión muy extendida, no requiere ninguna cualificación.
Hoy, más de 165.000 mujeres, en Bélgica, están empleadas en el sector. Esta obra coral esboza la condición de estas mujeres valientes y luminosas que aceptan el reto de escribir una nueva página en su trabajo.