Hay palacios resplandecientes de hielo y nieve, como los de los cuentos de hadas. Los castillos helados son la fenomenal obra de la Madre Naturaleza y los magníficos castillos de piedra de la región son obras humanas. Las espectaculares montañas de los Alpes bávaros desafían a la fauna y a la gente que vive en ellas, y sus murallas rocosas de piedra caliza y rocas fósiles denotan sus orígenes bajo el mar.
El comienzo del verano suele estar acompañado de tormentas y posibles inundaciones, una amenaza para muchas criaturas. Pero, aún así, los granjeros, que viven entre búhos reales, gamuzas, gatos monteses, armiños y cuervos, sortean los peligros de estas montañas para llevar a sus rebaños a pastar en las praderas más elevadas, donde crecen flores dulces, que contribuye a la gran calidad de la leche de sus animales, que después utilizan para fabricar un queso muy apreciado.
Hay palacios resplandecientes de hielo y nieve, como los de los cuentos de hadas. Los castillos helados son la fenomenal obra de la Madre Naturaleza y los magníficos castillos de piedra de la región son obras humanas. Las espectaculares montañas de los Alpes bávaros desafían a la fauna y a la gente que vive en ellas, y sus murallas rocosas de piedra caliza y rocas fósiles denotan sus orígenes bajo el mar.
El comienzo del verano suele estar acompañado de tormentas y posibles inundaciones, una amenaza para muchas criaturas. Pero, aún así, los granjeros, que viven entre búhos reales, gamuzas, gatos monteses, armiños y cuervos, sortean los peligros de estas montañas para llevar a sus rebaños a pastar en las praderas más elevadas, donde crecen flores dulces, que contribuye a la gran calidad de la leche de sus animales, que después utilizan para fabricar un queso muy apreciado.