Un punto de tránsito en tierra de nadie a las afueras de Ciudad de México. Los migrantes de América Central encuentran aquí un hogar seguro durante unos días. A los que llegan agotados, el cura local les da un lugar donde dormir, comida y un rosario. Siempre a la vista está «La Bestia», un enorme tren de mercancías al que los viajeros se suben para llevarlos a la frontera tras semanas de recorrer miles de kilómetros. Los que continúan su viaje a menudo permanecen horas al borde del desierto, escondiéndose de la mafia o de la policía. Nadie sabe cuándo llegará el próximo tren. Muchos han sido explotados en su país de origen, muchos son desplazados. Cada vez hay más historias de los que acaban de ser deportados y ahora se juegan la vida para volver con sus familias en Estados Unidos. Está claro que la historia de la migración es, sobre todo, una historia de necesidad.
Un punto de tránsito en tierra de nadie a las afueras de Ciudad de México. Los migrantes de América Central encuentran aquí un hogar seguro durante unos días. A los que llegan agotados, el cura local les da un lugar donde dormir, comida y un rosario. Siempre a la vista está «La Bestia», un enorme tren de mercancías al que los viajeros se suben para llevarlos a la frontera tras semanas de recorrer miles de kilómetros. Los que continúan su viaje a menudo permanecen horas al borde del desierto, escondiéndose de la mafia o de la policía. Nadie sabe cuándo llegará el próximo tren. Muchos han sido explotados en su país de origen, muchos son desplazados. Cada vez hay más historias de los que acaban de ser deportados y ahora se juegan la vida para volver con sus familias en Estados Unidos. Está claro que la historia de la migración es, sobre todo, una historia de necesidad.