"Las partes individuales son tan difíciles de tocar que, en realidad, requieren solistas fuertes" fue el angustiado veredicto de Gustav Mahler sobre su Quinta Sinfonía. Una orquesta formada por la élite de los intérpretes, de virtuosos unidos en la música de cámara y familiarizados entre sí, una comunidad de solistas cómplices… eso describiría, probablemente, la agrupación perfecta para ejecutar la Quinta de Mahler. Claudio Abbado llevó el hermoso sueño de “la interpretación ideal” del compositor a la realidad, al atreverse a fundar la Orquesta del Festival de Lucerna, tan destacada como distinguida, con la que interpretó la Quinta de Mahler en el verano de 2004, 100 años después de su estreno en Colonia. Quienes se perdieron las inolvidables veladas de Lucerna, pueden ahora maravillarse ante una orquesta de "solistas de gran altura", y disfrutar de esta sinfonía fulminante y estremecedora de Gustav Mahler.
"Las partes individuales son tan difíciles de tocar que, en realidad, requieren solistas fuertes" fue el angustiado veredicto de Gustav Mahler sobre su Quinta Sinfonía. Una orquesta formada por la élite de los intérpretes, de virtuosos unidos en la música de cámara y familiarizados entre sí, una comunidad de solistas cómplices… eso describiría, probablemente, la agrupación perfecta para ejecutar la Quinta de Mahler. Claudio Abbado llevó el hermoso sueño de “la interpretación ideal” del compositor a la realidad, al atreverse a fundar la Orquesta del Festival de Lucerna, tan destacada como distinguida, con la que interpretó la Quinta de Mahler en el verano de 2004, 100 años después de su estreno en Colonia. Quienes se perdieron las inolvidables veladas de Lucerna, pueden ahora maravillarse ante una orquesta de "solistas de gran altura", y disfrutar de esta sinfonía fulminante y estremecedora de Gustav Mahler.