El fotógrafo Christian ama a dos mujeres: Isabel, traductora, y su hermanastra Ariane, jardinera. Su intento de construir una vida con Isabel y poner fin al menage à trois es boicoteado por Ariane, que lucha desesperadamente por él.
Los tres piensan que sólo es cuestión de tiempo para que todo vuelva a ser fácil, pero ninguno sabe cómo afrontar la situación.
"¿Eres feliz?" Casi todos los protagonistas repiten una y otra vez esta pregunta crucial. Lejos del drama habitual de los triángulos amorosos, Angela Schanelec, representante de la corriente cinematográfica llamada “la escuela de Berlín", escenifica las relaciones amorosas en su angustiosa cotidianidad, explorando, al mismo tiempo, el espacio de la ciudad.
Una parte considerable de la película, rica en diálogos, se rodó en las ruidosas calles de Berlín, entre el tráfico y las obras en construcción. Angela Schanelec, dijo en una entrevista:
"Para mí es claro que el lenguaje de mis películas es artificial y está guionizado, pero, en lo que respecta al espacio, tenía claro que no quería manipularlo(...)En esta película, el sonido era constantemente un problema. Había mucho diálogo y rodé las escenas en lugares donde el ruido era intenso. Por ejemplo, había una secuencia muy, muy larga, de diez páginas de diálogo, que en el libreto sucedía en una noche y en la película transcurre a lo largo de tres noches. La rodamos en el palacio de Charlottenburg, en una avenida de cuatro carriles. No estaba dispuesta a situar las escenas en lugares tranquilos donde el sonidista pudiera grabar el audio tranquilamente y no tuviera que preocuparse de que pasara un coche. Cuando estábamos rodando, siempre me decían que no iba a funcionar, que no se entendería nada por el ruido, pero después resultó que se podía oír muy bien. Para mí, la realidad de la calle formaba parte del rodaje. Me interesaba explorar lo que ocurre con el lenguaje escrito y estas figuras artificiales que yo puse ahí y dicen lo que yo escribí, pero se mueven en un espacio en el que todo lo demás transcurre como es en la realidad. Me interesaba lo que ocurre cuando se filma en la calle sin bloquearla para la película y aparecen los movimientos de los transeúntes y los coches en la imagen. Para mí, filmar así era importante porque ambas condiciones debían estar juntas. Por muy en serio que me tomara las frases escritas de los diálogos, me tomaba igual de en serio los coches. No veía ninguna razón para separar una cosa de la otra". (Extracto de una conversación entre Angela Schanelec y Michael Baute: "Berliner Schule" en la dffb 1984-95)
El fotógrafo Christian ama a dos mujeres: Isabel, traductora, y su hermanastra Ariane, jardinera. Su intento de construir una vida con Isabel y poner fin al menage à trois es boicoteado por Ariane, que lucha desesperadamente por él.
Los tres piensan que sólo es cuestión de tiempo para que todo vuelva a ser fácil, pero ninguno sabe cómo afrontar la situación.
"¿Eres feliz?" Casi todos los protagonistas repiten una y otra vez esta pregunta crucial. Lejos del drama habitual de los triángulos amorosos, Angela Schanelec, representante de la corriente cinematográfica llamada “la escuela de Berlín", escenifica las relaciones amorosas en su angustiosa cotidianidad, explorando, al mismo tiempo, el espacio de la ciudad.
Una parte considerable de la película, rica en diálogos, se rodó en las ruidosas calles de Berlín, entre el tráfico y las obras en construcción. Angela Schanelec, dijo en una entrevista:
"Para mí es claro que el lenguaje de mis películas es artificial y está guionizado, pero, en lo que respecta al espacio, tenía claro que no quería manipularlo(...)En esta película, el sonido era constantemente un problema. Había mucho diálogo y rodé las escenas en lugares donde el ruido era intenso. Por ejemplo, había una secuencia muy, muy larga, de diez páginas de diálogo, que en el libreto sucedía en una noche y en la película transcurre a lo largo de tres noches. La rodamos en el palacio de Charlottenburg, en una avenida de cuatro carriles. No estaba dispuesta a situar las escenas en lugares tranquilos donde el sonidista pudiera grabar el audio tranquilamente y no tuviera que preocuparse de que pasara un coche. Cuando estábamos rodando, siempre me decían que no iba a funcionar, que no se entendería nada por el ruido, pero después resultó que se podía oír muy bien. Para mí, la realidad de la calle formaba parte del rodaje. Me interesaba explorar lo que ocurre con el lenguaje escrito y estas figuras artificiales que yo puse ahí y dicen lo que yo escribí, pero se mueven en un espacio en el que todo lo demás transcurre como es en la realidad. Me interesaba lo que ocurre cuando se filma en la calle sin bloquearla para la película y aparecen los movimientos de los transeúntes y los coches en la imagen. Para mí, filmar así era importante porque ambas condiciones debían estar juntas. Por muy en serio que me tomara las frases escritas de los diálogos, me tomaba igual de en serio los coches. No veía ninguna razón para separar una cosa de la otra". (Extracto de una conversación entre Angela Schanelec y Michael Baute: "Berliner Schule" en la dffb 1984-95)