Quartett im Bett - Cuarteto en la cama

Aeropuerto Tempelhof de Berlín. Cuatro dulces rubias bajan del avión que acaba de aterrizar, combinando en todo, no sólo en lo que visten. Cada una de ellas lleva en brazos un perrito blanco igualmente lindo. Los fotógrafos de prensa se agolpan, lanzan preguntas y ramos de flores, y un joven alienta a las chicas para que canten. Así es como, "Las Hermanas Jacob", un cuarteto femenino de Sajonia, hace una aparición exitosa. Integrantes de otro cuarteto ("Insterburg and Co."), caminan por el avión ocultándose tras lentes de sol y pañuelos en la cabeza. Y ahí están, saludados cordialmente por un funcionario del Senado que les da la bienvenida a la ciudad. Un bar angosto lleno de humo con un escenario aún más pequeño en el que cuatro hombres barbudos y de pelo largo cantan canciones melancólicas y absurdas sobre las pequeñas fortunas y coincidencias de la vida cotidiana acompañándose con guitarra y, a veces, con violín. En los bancos del pub, la gente los escucha y las parejas se abrazan y se besan. Sólo de vez en cuando arriesgan una mirada al pequeño escenario en el que se encuentra el cuarteto "Insterburg & Co." cantando sus canciones poéticas. Dos caras del Berlín Occidental de 1968: la parte del edificio que rinde homenaje a la construcción de viviendas modernas, el Berlín que Bonn ha reducido a un fetiche, y la otra, el Berlín "real", que hoy se encuentra casi exclusivamente en Kreuzberg, donde todos se conocen y se respetan. Es un barrio en el que todavía existe “la vida real” más allá del anonimato de las gran ciudad. Una vida al parecer estancada en los años veinte, pero que conserva el encanto y las características de aquella época. Y es este encanto, lleno de romanticismo y melancolía, pero también de una tranquila ironía, el que triunfa en la película "El cuarteto en la cama"...