La vida despreocupada de este hombre llegó a su fin el día que vio una mano amputada en la puerta de su casa. Todo se congeló en torno a esa visión. Sus propias manos se convirtieron en objetos de estudio y ya no se atrevía a utilizarlas por lo que empezó a perder el equilibrio.
La vida despreocupada de este hombre llegó a su fin el día que vio una mano amputada en la puerta de su casa. Todo se congeló en torno a esa visión. Sus propias manos se convirtieron en objetos de estudio y ya no se atrevía a utilizarlas por lo que empezó a perder el equilibrio.